El edificio de Castellana 76 fue originalmente diseñado en 1911, en el momento en que la ciudad fue
planeada en su crecimiento hacia el norte del Paseo de la Castellana. Uno de los objetivos centrales
del proyecto fue reinterpretar el edificio como una sucesión de patios, manteniendo – obligados por
la normativa de protección de edificios- la fachada hasta la planta existente y creando una nueva
fachada con la incorporación de tres niveles más, los sucesivos patios van incorporando nuevas
relaciones, transparencias y texturas.
Desde el Paseo de la Castellana los habitantes entran a través del portal reinterpretado, que mantiene
su majestuoso acceso y escalera original. Los niveles superiores contienen las viviendas, equipadas con
la más avanzada tecnología de vanguardia y cálidas estancias.
El edificio de Castellana 76 recuerda la tradición de las maravillosas viviendas de la Castellana con su
presencia distinguida. Busca redefinir la idea de lujo, con una generosidad del espacio, una sensación
de calma y comprensión inherente de cómo la residencia responde a las necesidades de los habitantes.
Lo que era un edificio de viviendas de principios de Siglo XX, ha sido completamente transformado
en un edificio inteligente. Dos niveles de oficinas ocupan las dos primeras plantas del edificio, más
cinco plantas de viviendas, con dos viviendas por planta.
El nuevo diseño conserva la fachada mientras que mejora otros aspectos de la construcción, incorpora
nuevas respuestas alargando la vida útil del edificio restableciendo su función, apropiada para las nuevas
necesidades de la ciudad, dándole un legado sostenible para los años venideros.
Begoña Díaz-Urgorri Emparanza (arquitecto)
Leon Benazerraf Botbol (arquitecto)